El tabaco es causa de muerte prevenible y, si se invirtiera en planes nacionales de salud antitabáquicos, se ahorrarían millones en el tratamiento de las enfermedades que el hábito ocasiona, pudiendo destinarse estos fondos a investigación y prevención.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que el tabaco provoca 1,6 millones de muertes por año en el mundo y que por lo menos existen 52 enfermedades asociadas al consumo de cigarrillos, siendo las respiratorias y las cardiovasculares las más frecuentes. Se sabe también que once de cada doce personas que contraen cáncer de pulmón es a causa del cigarrillo.
Para los epidemiólogos, faltan buenas campañas de prevención ya que el número de fumadores aumenta, a la vez que la edad de iniciación en el hábito disminuye: la precocidad es tal que se señala a los 12 años como promedio en que las personas empezan a fumar, especialmente las niñas.
Cuanto más temprano se empieza más difícil es dejar, pero nunca es tarde para hacerlo porque siempre se obtienen beneficios aunque ya hubieran daños serios en la salud.
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